Los niveles elevados de una  molécula llamada RBP4, proteína ligante de retinol 4, pueden  predecir las fases iniciales en el desarrollo de la  resistencia a la insulina, la principal causa de la diabetes  tipo 2 así como de la enfermedad cardiovascular, según un  estudio del Centro Médico Diaconesa Beth Israel en Boston  (Estados Unidos) que se publica en la revista New England  Journal of Medicine.
Estos descubrimientos podrían suponer una nueva diana para el  desarrollo de terapias antidiabéticas para reducir los  niveles de RBP4 en suero, así como métodos precoces de  identificación para individuos bajo riesgo de desarrollar  diabetes.
Los expertos explican que la resistencia a la insulina se  desarrolla cuando los músculos del cuerpo, las células grasas  y del hígado pierden su capacidad para responder a la hormona  insulina. Al ser la insulina necesaria para permitir al  organismo absorber el azúcar de la sangre y convertirlo en  energía, este defecto da lugar a la acumulación de la glucosa  en el flujo sanguíneo.
El pasado año el laboratorio de Barbara Kahn, autora  principal del presente estudio, descubrió a través de un  estudio con animales que la RBP4, una proteína secretada por  la grasa, puede causar resistencia a la insulina. Hasta  entonces, la RBP4 era sólo conocida por su papel en el  transporte de la vitamina A.
Los científicos estudiaron primero a individuos que eran  obesos o bien tenían deteriorada su tolerancia a la glucosa,  o tenían diabetes tipo 2, comparando los niveles sanguíneos  de RBP4 en estos sujetos con resistencia a la insulina con  los niveles descubiertos en sujetos sanos no obesos.
Sus resultados mostraron que no sólo los niveles de RBP4 eran  superiores en todos los casos en los que la resistencia a la  insulina era alta, pero ese elevado nivel en suero de RBP4  también estaba estrechamente asociado con componentes del  síndrome metabólico, incluyendo un mayor índice de masa  corporal, proporción de cintura y cadera, niveles de  triglicéridos en suero y presión sanguínea sistólica, además  de menores niveles de lipoproteínas de densidad alta (HDL,  según sus siglas en inglés) o colesterol bueno.
El estudio se amplió entonces a sujetos con peso corporal  normal y glucosa normal en sangre, pero con fuertes  antecedentes de diabetes tipo 2.Los autores por último evaluaron si una intervención  terapéutica, en este caso ejercicio, podría reducir los  niveles de RBP4 y aumentar la sensibilidad. Descubrieron que  todas las personas que mejoraron su sensibilidad a la  insulina con ejercicio también disminuyeron sus niveles de  RBP4 en suero. De una tercera parte de los individuos que no  mejoraron su sensibilidad a la insulina, ninguno consiguió  bajar sus niveles de RBP4, informa Europa Press.
